Tan solo unos meses después de que Uber Technologies Inc. persuadiera a un juez de Londres para que le permitiera seguir operando en la ciudad, la compañía de transporte privado se encuentra nuevamente en la corte. Lo que está en juego en esta ocasión es un problema que podría afectar al núcleo de la creciente economía “gig” –conocida también como economía colaborativa o de los freelancers– del Reino Unido: si los conductores de Uber son realmente autónomos.